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Valencia, Valencia, Spain
El guerrero de Gaia. El guerrero desnudo. El habitante del bosque. Contacto: essis_elguerrero@hotmail.com _____________________

martes, 3 de noviembre de 2009

· Desnudo en el bosque, desnudo en libertad.




  
   Practicaba el nudismo hacía ya algún tiempo. Tras las primeras veces que permití que el universo observase mi cuerpo desnudo, que la brisa meciese mi piel por entero y que el agua salada del mar me acaricase sin interferencias, comencé a sentirme más que a gusto, más a gusto que en esas primeras visitas a la playa nudista; comencé a sentirme pleno, comencé a identificar mi cuerpo desnudo no solo con el aire libre, si no con el mundo, con  mi propia existencia. La verdad es que desde pequeño me éducaron en la naturalidad del desnudo. Tanto era así, que tras un tiempo la playa nudista se me quedó pequeña; la sentía, aunque la adoraba y la sigo adorando, como un reducto, un reducto al que he homenajeado en mi obra fotográfica, pero un reducto al fin y al cabo, la sentía como un gheto en cierto modo... y es que lo es. Sí, la playa nudista ya no me bastaba, la sensación de libertad que sentía era una sensación de libertad acotada... y es que lo es.



The nudist beach

   Siempre me había gustado mucho la naturaleza. Conocía un bosque de dehesa, que es muy popular en esta zona, ya que se le considera el pulmón de la ciudad. Es un bosque que está inmerso en el interior de un parque natural, un bosque en el que hay zonas de recreo, pero que por su brutal extensión también alberga zonas que casi no están pisadas. Siempre me ha gustado y me gusta la naturaleza, la naturaleza salvaje, la adoro.

   Como podría ser previsible, esas sensaciones que me causaba el desnudo, mi adoración por la naturaleza y el conocimiento de la existencia de ese bosque, me llevó irremediablemente a adentrame en él del modo más natural posible; necesitaba identificarme con la naturaleza de la que todos formamos una parte inadaptada.



   Escogí un día de primavera, para realizar mi primera incursión que, he de confesar, fue vestido ya que no sabía exactamente si por allí habría gente, aunque no debería de haberme importado, simplemente me mostraba natural tal cual era y sin ningún afán de exhibicionismo, pero si con un afán de naturalidad y de integración lo más intensa posible en el medio natural. Tras las comprobaciones necesarias, me despojé de la ropa que llevaba y la escodí entre unos matorrales... allí comenzo la sensación de libertad que sentía en la playa pero redoblada, mucho más intensa. Caminaba descalzo, en ese momento era el animal humano reencontrándose con su hábitat y aunque me costó ya que me pinchaba, las plantas se me fueron endureciendo cada vez que visitaba "mi bosque".

   He de decir que siempre caminaba yendo un poco más allá en las fronteras que me marcaba dentro del bosque y lo hacía temeroso de que algún o alguna excursionista pudiera cruzarse conmigo, pero no por el hecho de que me vieran desnudo, si no por su presumible reacción. Sabemos que existen personas muy naturales que incluso me habrían aplaudido posiblemente para sus adentros, pero también las hay muy radicales y puritanas que no lo habrían entendido, de las que en este caso hubieran llamado a la policia, pensando que se habían tropezado con un sátiro, un exhibicionista. Lo cierto es que lo que buscaba era paz, relax y sensaciones, no problemas, tensiones, ni quería molestar a nadie.

   Y lo cierto es que fueron muchas las sensaciones de las que gocé en ese bosque, sensaciones que nunca habría imaginado. Pero estas maravillosas sensaciones las contaré en otra ocasión, próximamente.

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