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Valencia, Valencia, Spain
El guerrero de Gaia. El guerrero desnudo. El habitante del bosque. Contacto: essis_elguerrero@hotmail.com _____________________

lunes, 26 de octubre de 2009

·Para romper el hielo. Mi primera experiencia como nudista.





   Me sorprendí gratamente, la primera vez que fuí ya hace años a una playa nudista. Albergaba mis dudas en cuanto al hecho de si me sentiría observado, pero a pesar de ello quería probar. Tras desplazarme en mi coche unos 40 kilómetros—incluyendo un tramo final de camino de tierra, por el que solo cabía un vehículo que más parecia una ruta por la selva—, llegué a la susodicha playa, una playa de arena fina y cuidada aunque más salvaje que cualquiera de las textiles cercanas; aparqué mi pequeño Seat 127 de color gris plata y caminé sorteando algunas dunas, hasta que llegué hasta la amplia franja de arena; como presuponía porque era evidente, la visión era la de una playa habitual, solo que más despoblada y en la que los cuerpos de mujeres y hombres, de ancian@s y niñ@s permanecían en lo mas álgido de su naturalidad... desnud@s.
 
   Llegué, casi quemándome las plantas de mis pies descalzos, hasta un lugar cerca de la orilla, extendí mi toalla sobre la arena y tímida aunque decididamente me despojé por completo de la ropa que llevaba puesta, incluido el bañador. Aunque por ser la primera vez que estaba desnudo ante más de una persona, me sentí algo azorado, no tarde en experimentar esa sensación de libertad de la que hablaba y por supuesto no me sentí especialmente observado en ningún momento, ni más ni menos que en cualquier playa textil. En mi entorno, ese entorno natural y libre hombres y mujeres desnud@s, disfrutaban del sol y del mar; desde personas solas, pasando por parejas o grupos de amig@s, hasta familias enteras desde l@s abuel@s hasta l@s niet@s. Observaba a mi alrededor, con esa mirada general que no se dirige a nadie en concreto, que cada uno iba a lo suyo, como yo de no ser porque en ese momento aun me preocupaba sentirme observado—eran mis primeros minutos en aquel maravilloso escenario—; un@s escuchaban música en su walkman, otr@s leían, otr@s jugaban a las palas, a las cartas o se bañaban… miré el mar y sentí la paz y el relax, preciadas sensaciones con las que me obsequiaba, más intensamente que nunca.
 
   Aunque como comentaba, cada un@ acude a estas playas y desnuda su cuerpo al sol por una motivación concreta o por varias a un tiempo, el nudismo llega a ser mucho más que tomar el sol sin ropa o pasear desnudo al aire libre, llega a ser una filosofía de vida.
 
   A partir de ese momento, esa playa, que para más señas es la playa nudista de Cullera, en Valencia, me enganchó, el nudismo, la sensación de libertad, autoestima y reafirmación en uno mismo que proporciona, me engancharon y así sigo, siendo nudista desde entonces.

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